Eres una trampa de la naturaleza.
Seductora como el perfume de una rosa, que te invita deliciosamente a pincharte en sus espinas.
Capaz de embaucar al mismo viento, que lucha levantando las cortinas de tu habitación para tener cuerpo y poderte tocar.
Justo antes de arrancarme la ropa, liberas las sabanas de su prisión ordenada abriendo el camino que lleva al deseo,…
Miras mis ojos y sin hablar me pides que te haga mujer toda la noche hasta que caiga el amanecer.
No dudas en martirizar los sentidos con besos y caricias de fuego.
Inventando un nuevo código de escritura con tus uñas en mi espalda mientras tu lengua pasea suspiros devorando mi cuello.
No hay más que tu cuerpo y mi cuerpo, no hay más.
Tienes el control de todos mis anhelos, tienes todas las armas de todas mis guerras, menos una.
Y voy a clavar mi espada en lo mas hondo de tu bondad, hasta que desfallezcas de placer a mi lado suplicando el aire que antes tenias y ahora te falta.
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